Es posible que la única necrológica coherente para la muerte de Guillermo Mordillo Menéndez, sucedida a los 86 años en Mallorca, donde tenía una casa y pasaba largas temporadas, fuera una colorida ilustración a toda página, barroca en composición, llena de plantas y animalillos redondeados (y alguna jirafa, claro), con una muda lápida en blanco...
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