“Llevaré corbata cuando salga de la crisis”. Diez días después de ser nombrado primer ministro griego, pocos esperan que Alexis Tsipras vaya a lograr la tan ansiada recuperación de forma inmediata, pero no son pocos los que aguardan, como un gesto de conciliación (o de claudicación), que el líder de Syriza ceda en su particular cruzada estilística contra el accesorio burgués por excelencia.
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