Con frecuencia se dice que los padres conocen a sus hijos mejor que nadie, pero Hugh Rienhoff llegó al extremo de conocer hasta los genes de su pequeña Beatrice.
Insatisfecho con los dictámenes médicos que recibía sobre ella, que nació hace 9 años con un raro defecto genético, Rienhoff, un empresario del ramo de la biotecnología, decidió resolver el problema con sus propias manos.
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